Sudán: tras un año de conflicto, el desplazamiento forzado se mantiene al alza

11 abr. 2024 - También disponible en: English | Français

Las fuertes lluvias han inundado el centro de tránsito que ACNUR coordina en Renk, Sudán del Sur, en el Estado de Alto Nilo. Este centro ha dado acogida a miles de personas que huyeron del conflicto en Sudán; la mayoría, de hecho, son personas sudsudanesas retornadas. ©ACNUR/Samuel Otieno

Las fuertes lluvias han inundado el centro de tránsito que ACNUR coordina en Renk, Sudán del Sur, en el Estado de Alto Nilo. Este centro ha dado acogida a miles de personas que huyeron del conflicto en Sudán; la mayoría, de hecho, son personas sudsudanesas retornadas. ©ACNUR/Samuel Otieno

Desde abril de 2023, cuando estalló el conflicto en Sudán y la violencia se apoderó del país, millones de personas han tenido que huir en busca de protección y asistencia humanitaria.

Más de 8,6 millones de personas desplazadas por la fuerza
Total forcibly displaced from Sudan

La integridad física de una persona corre aún más peligro cuando está en situación de movilidad humana. ACNUR y sus socios se esfuerzan por comprender qué motiva a las personas a huir; también quieren garantizar que todas ellas reciban el apoyo que necesitan. En Chad, por ejemplo, a quienes huían del conflicto en Sudán se les preguntó qué peligros les parecían más latentes.

¿Qué peligros te parecen más latentes?

Además de las personas que han sido desplazadas al interior del país, casi 1,8 millones han huido a Chad, Egipto, Etiopía, la República Centroafricana y Sudán del Sur. Día con día, son miles las personas que llegan a zonas fronterizas inseguras y de difícil acceso, donde son enormes los costos operativos y los desafíos para la logística. Chad ha recibido a la mayor cantidad de refugiados desde que estalló el conflicto en Sudán.

Casi tres cuartos de quienes han cruzado las fronteras que Sudán comparte con otros países son refugiados o solicitantes de asilo sudsudaneses; el resto son personas refugiadas que vivían en Sudán antes de ser forzadas a huir, prematuramente, de vuelta a sus lugares de origen.

Población refugiada por origen y destino
Refugee population - by origin and destination

Parece que el conflicto no terminará pronto y, dado que escasean los recursos y es limitado el acceso de las agencias humanitarias para dar respuesta a la crisis, cada vez más personas deben huir a países vecinos o a otras partes del mundo.

La crisis no cesa

Más del 50% de las personas desplazadas que huyeron de Sudán lo hicieron en los primeros cuatro meses de la crisis. A mediados de septiembre de 2023, la cifra ya había llegado a un millón de personas; y, para enero de 2024, sumaban 1,5 millones aproximadamente. Transcurrido un año desde que empezó la guerra, miles continúan cruzando las fronteras cada día. Sudán del Sur es el país que ha recibido al mayor número de personas, entre ellas, refugiados y retornados sudsudaneses. Por su parte, Chad y Egipto han acogido a la mayoría de las personas refugiadas.

Llegadas recientes de Sudán a Sudán del Sur, Chad, Egipto, Etiopía y República Centroafricana

La crisis se propaga

Las redes de tráfico y de trata se han estado aprovechando del caos reinante; por tanto, al buscar protección y asistencia, son múltiples las víctimas de explotación, extorsiones y abusos.

Desde el 15 de abril de 2023, fecha en la que estalló el conflicto, han sido considerables los movimientos sucesivos: se tiene registro de un promedio de 15.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo tanto en África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos como en Europa y el Norte de África, pasando por el centro y el oeste del mar Mediterráneo. Otros grupos han atravesado Etiopía, Somalia y Djibouti para llegar a Yemen y, posteriormente, a la Península Arábiga.

Uganda ha dado acogida a más de un millón de personas refugiadas; entre ellas, 30.000 sudaneses refugiados (más de 14.000 llegaron a principios de año). Jártum es la ciudad de la que proviene la mayoría de las personas de Sudán; muchas de ellas cuentan con estudios universitarios.

En el último año, ACNUR ha registrado cerca de 16.000 personas refugiadas de Sudán en Libia; estas personas llegaron desde Sudán, o bien pasaron antes por Chad o Egipto. Aún hay 2.700 personas sudanesas por registrar. Al respecto, de acuerdo con las cifras más recientes de registro de ACNUR, son alrededor de 6.500 las personas refugiadas y solicitantes de asilo registradas en Túnez.

Libia y Túnez son puntos de partida para quienes tratan de llegar a Europa. En Italia, en el último año se han registrado casi 6.000 llegadas de Sudán (en 2022, en cambio, sumaron mil). La llegada de personas sudanesas refugiadas a Europa es relativamente reciente; además, los recorridos que hacen estas personas difieren de aquellos de las poblaciones refugiadas que provienen del Cuerno de África, las cuales están mucho más establecidas por tener lazos familiares o de parentesco en Europa. Así, las personas que provienen de Sudán quedan más expuestas a la explotación y los abusos.

Movimientos desde Sudán
  • Por aire
  • Por mar
  • Por tierra

Las líneas que se aparecen en el mapa no indican las rutas ni el recorrido que hacen las personas de Sudán, sino que señalan cómo se trasladan a otros países.

Índices alarmantes de violencia de género

Además de los peligros generados por el conflicto y el desplazamiento, las mujeres y las niñas están expuestas a alarmantes índices de violencia sexual, sea estando en situación de movilidad humana, en los países de asilo o en zonas afectadas por el conflicto en Sudán.

En un informe que se publicó a finales de 2023, ACNUR recalcó que las mujeres y las niñas en ese país sufren las consecuencias del conflicto, que incluyen índices alarmantes de violencia sexual. El riesgo es aún mayor para las mujeres y las niñas que están atrapadas en las regiones de Darfur y Kordofan.

Desglose de las nuevas llegadas por características demográficas

De hecho, muchas de las personas que solicitan asilo han presenciado o sufrido acoso, secuestro, violación, agresiones sexuales y otras formas de violencia. Prevalecen la violencia sexual en situaciones de conflicto, así como la violencia de pareja, el matrimonio infantil y la explotación sexual; sin embargo, la mayoría de los incidentes no se denuncia, dado que para las víctimas no es fácil encontrar los servicios que requieren, o bien temen represalias o estigmatización.

Además, las precarias condiciones en los países vecinos – por ejemplo, escasean los recursos, la infraestructura es limitada, al igual que los servicios básicos, y hacen falta fuentes de medios de vida – acentúan la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas. Al mismo tiempo, la grave falta de financiación ha creado brechas en la prestación de asistencia y de servicios; en consecuencia, se han agravado los riesgos de explotación sexual. Aunado a ello, las mujeres han tenido que recurrir a nocivos mecanismos de supervivencia.

Una mujer lleva leña en el campamento de desplazados internos de Khor Ajwal, en el estado del Nilo Blanco, Sudán. ©ACNUR/Ala Kheir

Una mujer lleva leña en el campamento de desplazados internos de Khor Ajwal, en el estado del Nilo Blanco, Sudán. ©ACNUR/Ala Kheir

ACNUR y sus socios han estado coordinando la respuesta a la violencia de género en zonas que han dado acogida a personas refugiadas. La respuesta incluye atención médica, apoyo psicosocial, asistencia material y canalización a los servicios necesarios.

La educación ha sido interrumpida

El sistema educativo en Sudán está en crisis. El Gobierno no puede garantizar el pago oportuno y regular del salario del profesorado, incluso en los estados que han sido inmunes al conflicto. Además, el desplazamiento también ha afectado al cuerpo docente. Por otra parte, las escuelas han sido destruidas, o bien se han convertido en albergues para personas desplazadas al interior del país. Por tanto, más de 19 millones de niñas y niños no están asistiendo a la escuela; de hecho, en muchos casos, han perdido un curso académico completo.

Previo a esta crisis, los países de acogida ya enfrentaban desafíos para garantizar el derecho a la educación de su estudiantado nacional; además, tienen pocos cupos o capacidad limitada para matricular a niñas y niños refugiados de Sudán que han perdido meses de instrucción. Hasta ahora, ha sido poco el alcance de la respuesta educativa en los países de acogida, en especial debido a la falta de fondos. Aunado a ello, con frecuencia, el estudiantado refugiado necesita apoyo adicional no solo para dominar la lengua en la que se imparten las clases, sino también para adaptarse a nuevos sistemas educativos y planes de estudio. Asimismo, quizás requiera apoyo psicosocial para reincorporarse a las dinámicas de aprendizaje. En 2024, más de un millón de niñas y niños refugiados de Sudán tendrán que recibir educación, pero, si los índices de financiación se mantienen como hasta ahora, el 80% de ellos no podrá asistir a la escuela.

Una profesora refugiada da una clase de inglés a niñas y niños en un albergue para familias desplazadas en Wadi Halfa, cerca de la frontera de Sudán con Egipto. ©ACNUR/Mohamed Rached Cherif

Una profesora refugiada da una clase de inglés a niñas y niños en un albergue para familias desplazadas en Wadi Halfa, cerca de la frontera de Sudán con Egipto. ©ACNUR/Mohamed Rached Cherif

La hambruna se agrava

En Sudán, las personas han perdido su empleo a causa de la guerra; además, no pueden abrir sus negocios ni cultivar la tierra en condiciones seguras. La falta de ingresos y la interrupción de la ayuda humanitaria han exacerbado significativamente la inseguridad alimentaria; por tanto, se prevé que la hambruna empeorará en algunos sitios. La situación de las personas refugiadas que viven en Sudán empeoró cuando se recortó el 50% de las raciones de comida, en enero de 2024, debido a la falta de financiación.

Por otro lado, dado que los índices de desnutrición aguda son alarmantes en Sudán, las personas refugiadas y retornadas con frecuencia llegan a los países de acogida con marcadas deficiencias nutricionales. En Chad se han identificado casi 50.000 niñas y niños con desnutrición. Por desgracia, si no se amplía el alcance de la respuesta a la crisis de inseguridad alimentaria en Sudán, habrá muchos más casos.

Inseguridad alimentaria aguda en Sudán, de octubre de 2023 a febrero de 2024

¿Qué están haciendo ACNUR y sus socios humanitarios?

Los incesantes enfrentamientos en Sudán – particularmente en Jártum, Kordofan y Darfur – han impedido que ACNUR y otras agencias brinden la ayuda que tanto se necesita. Por suerte, no obstante, el personal y los socios a nivel local han facilitado la distribución de algunos artículos básicos de ayuda. En las áreas en las que la situación de seguridad lo permite (por ejemplo, en los estados de Gedaref, Kassala, Nilo Azul y Nilo Blanco), ACNUR ha fortalecido sus operaciones para continuar brindando protección y asistencia a las personas refugiadas, así como responder a nuevos patrones de desplazamiento. Asimismo, ha instalado nuevas oficinas en Port Sudan, Wad Madani y Wadi Halda, sitios en los que el personal y los socios de ACNUR han estado brindando asistencia a las personas sudanesas refugiadas, desplazadas internas y otras afectadas. En concreto, ACNUR les ofrece artículos básicos de ayuda, albergues de emergencia, ayuda en efectivo y servicios esenciales, como programas educativos, apoyo psicosocial y acompañamiento jurídico para personas que no cuentan con documentación civil.

Logros y datos destacados en los países de acogida

Última actualización: 29 de febrero de 2024

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personas recibieron servicios de protección

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de personas recibieron asistencia alimentaria

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personas recibieron asistencia para conseguir albergue o vivienda

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personas fueron reubicadas, o bien recibieron apoyo económico para poder trasladarse
a finales de diciembre de 2023

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personas recibieron artículos no alimentarios

...

personas asistieron a consultas médicas de atención primaria

Además, junto con gobiernos y otros socios (incluidas otras agencias de la ONU), ACNUR ha estado coordinando la respuesta a la llegada de personas refugiadas a los países vecinos. Los equipos de ACNUR han estado trabajando sin descanso para apoyar a las personas recién llegadas; instalar centros de tránsito para que las personas puedan descansar y recibir servicios de protección y ayuda de emergencia; instalar o ampliar los campamentos y asentamientos para que las personas puedan recibir apoyo a largo plazo; así como facilitar la transportación de las personas a lugares que se alejen de las hacinadas zonas fronterizas. En total, ACNUR ha instalado diez asentamientos nuevos, en Chad, Etiopía, la República Centroafricana y Sudán del Sur.

¿Cómo ayudar?

Millones de personas necesitan ayuda con urgencia; sin embargo, la menguante atención de la comunidad internacional y la escasez crónica de recursos han estado socavando la capacidad de salvar vidas de ACNUR y de otras organizaciones.

En el Plan de respuesta regional para refugiados se solicitan USD 1.400, que permitirían que 82 socios brinden asistencia a 2,7 millones de personas en cinco países distintos que comparten frontera con Sudán; sin embargo, apenas se ha recibido el 7%.

Al interior de Sudán, el Plan de Respuesta Humanitaria para 2024 necesita USD 2.700 millones para ampliar el alcance de la protección que se brinda, así como impedir que la situación humanitaria continúe deteriorándose en detrimento de 14,7 millones de personas. No obstante, no se ha recibido más del 6%.

Financiación del Plan de Respuesta Regional para Refugiados de Sudán

No podemos permitir que esta emergencia también caiga en el olvido. Para ayudar a las personas forzadas a huir de Sudán, da clic en el botón.

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