Sudán: Tras dos años de guerra, la crisis se agrava pero la atención disminuye

Una crisis de desplazamiento sin precedentes

18 abr. 2025 - También disponible en: English

Dos años después del comienzo de la guerra en Sudán, casi 13 millones de personas se han visto forzadas a huir de sus hogares, tanto dentro del país como a través de las fronteras. Una de cada 13 personas refugiadas en el mundo es originaria de Sudán, lo que supone el mayor número de personas desplazadas fuera de su país en África.

La peor crisis de protección

La población civil está pagando el precio más alto en este violento conflicto: la peor crisis de protección del mundo en décadas. A pesar del alto el fuego acordado y del compromiso de las partes beligerantes de respetar el derecho internacional humanitario, la población civil sigue corriendo un grave riesgo de sufrir ataques. El colapso de la ley y el orden, y la consiguiente criminalidad generalizada no hacen sino aumentar la amenaza.

Mujeres, niñas, niños y grupos vulnerables se llevan la peor parte del conflicto. Abundan los informes sobre violencia, abusos y explotación sexuales, y la violación se utiliza ampliamente como arma de guerra, infligiendo daños físicos, psicológicos y sociales a largo plazo a los supervivientes. Muchos más de estos incidentes siguen sin denunciarse.

En Sudán, las hostilidades en torno a los campamentos de refugiados y las zonas que acogen a sudaneses desplazados plantean graves riesgos para la población civil, incluida la niñez, que corre un grave peligro de sufrir daños físicos y psicológicos, como la muerte, lesiones y reclutamiento en las fuerzas armadas.

Una familia sudanesa se resguarda en una escuela primaria en el estado sudanés de Nilo Blanco después de que el conflicto les expulsara de su hogar en Kordofán del Norte. © ACNUR/Althea Gonzales

Una familia sudanesa se resguarda en una escuela primaria en el estado sudanés de Nilo Blanco después de que el conflicto les expulsara de su hogar en Kordofán del Norte. © ACNUR/Althea Gonzales

En los países vecinos a los que llegan estas personas, muchas han estado expuestas a la violencia de género, incluidas las violaciones. Aunque las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por la violencia sexual, también se informa de que hay niños y hombres entre los supervivientes. Muchas familias han sido separadas y llegan angustiadas. Los niveles de trauma son devastadores, con familias en estado de shock tras huir de los horrores, que siguen viviendo con miedo a pesar de encontrarse en relativa seguridad.

El acceso sigue siendo un reto

Uno de los principales retos en el suministro de ayuda crítica ha sido garantizar un acceso seguro y sin obstáculos a las comunidades necesitadas en todas las zonas de Sudán. La realidad sobre el terreno sigue estando plagada de problemas logísticos, administrativos y de seguridad, que dificultan la provisión de suministros vitales y la protección de la población refugiada y desplazada sudanesa. ACNUR sigue pidiendo que se respete el derecho internacional humanitario y la naturaleza civil de los campamentos de refugiados, que deben seguir siendo lugares seguros para quienes huyen de la violencia, y que se salvaguarden los bienes y suministros humanitarios. En el mapa anterior se detalla el análisis en profundidad más reciente sobre la accesibilidad para las operaciones de la ONU. Sin embargo, la situación de la seguridad y el acceso sigue siendo inestable y depende en gran medida de los últimos acontecimientos.

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alojamientos de emergencia proporcionados o reparados

Recursos limitados

La respuesta humanitaria es difícil y costosa. Dos nuevos países, Libia y Uganda, se han incorporado a la respuesta regional a los refugiados, además de la República Centroafricana (RCA), Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur.

Sin embargo, los recursos para satisfacer plenamente las necesidades de la población son muy insuficientes. En 2024, la Respuesta Regional a los Refugiados, que solicitaba 1.500 millones de dólares estadounidenses, solo estaba financiada en un 31 por ciento. En lo que va de 2025, los socios de ayuda y desarrollo solo han recibido el 10 por ciento de los 1.800 millones de dólares estadounidenses necesarios para la respuesta regional.

Esta escasez de fondos provocó que muchas familias refugiadas se vieran forzadas a adoptar estrategias perjudiciales para sobrevivir, como vender los bienes del hogar, recortar las comidas o retirar a los niños de la escuela para ayudar a sacar adelante a sus familias. Los esfuerzos para ofrecer apoyo especializado, incluidos medicamentos y asesoramiento, a las supervivientes de violencia de género también se están viendo obstaculizados, lo que pone en mayor riesgo a las personas vulnerables.

No obstante, ACNUR y sus socios siguen cumpliendo con su labor, haciendo todo lo posible para proporcionar protección y asistencia, y acompañar a la población refugiada en la actual situación de incertidumbre. Además de la ayuda, se necesita más financiación para el desarrollo para evitar que las comunidades de acogida se hundan ante el abrumador número de personas recién llegadas, y para que quienes regresan a sus hogares puedan reconstruirse.

Soluciones en medio de la crisis

En Egipto, miles de personas refugiadas sudanesas han podido solicitar citas para el registro a través de la plataforma en línea Digital Gateway, diseñada para ayudarles a acceder a los servicios de registro en tiempo real. De este modo se evitan retrasos innecesarios y se prioriza el apoyo a los más vulnerables.

En Etiopía y Sudán del Sur, los asentamientos integrados están permitiendo a los refugiados convivir con las comunidades de acogida, acceder a los mismos servicios como escuelas, hospitales y mercados, y prosperar juntos económicamente.

Los agricultores sudaneses refugiados en Sudán del Sur están registrados en grupos de agricultores, y han recibido semillas y herramientas para cultivar. En las zonas de retorno, los repatriados también han recibido tractores para arar la tierra para la siembra. Las cooperativas agrícolas pueden cosechar mejor, procesar alimentos a pequeña escala y conectar los productos con los mercados gracias a los kits para emprender que han recibido.

En Chad, se han construido grandes redes de riego para transformar la tierra, haciéndola más apta para la agricultura tanto para la población refugiada como para las comunidades de acogida.

ACNUR trabaja con las autoridades y nuestros socios de desarrollo para que se disponga de datos sobre los asentamientos integrados. Estos datos apoyan la inversión, el desarrollo y la gestión de la comunidad.

Hombres de la comunidad local y refugiados construyen casas para las personas recién llegadas de Sudán en el asentamiento de refugiados de Ura, en la región etíope de Benishangul Gumuz. © ACNUR/Sona Dadi

Hombres de la comunidad local y refugiados construyen casas para las personas recién llegadas de Sudán en el asentamiento de refugiados de Ura, en la región etíope de Benishangul Gumuz. © ACNUR/Sona Dadi

Pero con el conflicto en Sudán sin indicios de terminar, miles de personas huyendo cada día y los recursos agotándose, la esperanza se desvanece.

Ahora más que nunca es necesaria una solución política para la paz en Sudán.

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